Hoy mi hija se va de viaje.

Sola
15 días
Italia
Verano
Veinte años
Preciosa
La maleta llena de sueños
y su cabeza repleta de dudas
Su primera gran aventura.

¿Quién no se cambiaría por ella?

El sábado por la tarde estuvimos ayudándole a preparar la lista de lo que no puede dejar de ver en el viaje, intentando recordar y buscando información en las mil y una guías y planos de todo tipo que tenemos por casa.

En Florencia le recomendé que no se perdiese las estatuas de los Esclavos de Miguel Ángel.

Aunque Miguel Ángel fue un gran arquitecto y pintor, su alma era de escultor.

Se ocupaba personalmente de ir a la cantera de Carrara a seleccionar el trozo de mármol que necesitaba para conseguir la escultura que tuviese en mente.

Una vez dibujada y hecha la maqueta, comenzaba a golpear con martillo y cincel el bloque de piedra, hasta que iba emergiendo la figura que buscaba: un David, un Moisés, una Piedad que enternece el alma.

Él decía que, en realidad, la figura ya estaba dentro del mármol, y que su papel solo consistía en dejarla salir.

Me gustan los Esclavos porque, al estar inacabados, permiten imaginarse al artista en medio del proceso; y porque al ser esclavos, el efecto es aún más sobrecogedor: parecen personas luchando por liberarse del mármol y mostrar su yo.

Estoy segura de que los días que pase mi hija en Italia no serán tan arduos como los de Miguel Ángel picando piedra con sus herramientas.

Pero no tengo ninguna duda de que su aventura, como todas las que nos llevan fuera de nuestra zona de confort, le ayudará a descubrir y a dejar salir (entre sonrisas, esfuerzos y sorpresas) a la maravillosa persona que se encuentra en su interior. 

Que tengas un bonito inicio de semana.