Hoy es el último encierro de los Sanfermines.

No es que tenga una predilección especial por estas fiestas, pero en mi casa durante los Sanfermines cada mañana se enciende el televisor a las 7,45 h. para seguir el encierro como si fuese una misa. Cosas que pasan.

Este año el encargado de lanzar el chupinazo fue Juan Carlos Unzúe. ¿Lo conoces? Había sido futbolista y entrenador hasta que hace tres años le diagnosticaron ELA, una enfermedad neurodegenerativa que no tiene cura ni tratamiento.

Me gustó volver a oír de él.

En una entrevista le escuché decir que a la hora de aceptar su nueva situación, le había ayudado tomar conciencia de que a lo largo de su vida también le había tocado vivir muchas cosas buenas. No todo había sido malo.

Y cuando habían llegado esas circunstancias agradables, no se había parado a pensar por qué las tenía que vivir él y no a algún otro. 

Eso le había hecho llegar a la conclusión de que todo formaba parte de su vida: tanto las cosas buenas como la grave enfermedad con la que ahora tenía que aprender a lidiar. Todo iba en el mismo pack. A partir de ahí, poco a poco, fue aceptando su nueva normalidad. 

Esta era otra de sus reflexiones:

«Entre todos hemos generado una sociedad que va a un ritmo vertiginoso, demasiado rápida. Y me pongo el primero, no es que yo haya actuado de una manera diferente, he sido parte de ello también. Esa velocidad vertiginosa, de impaciencia, que se ha instaurado en nuestra sociedad, hace que muchas veces nos olvidemos de lo esencial, de disfrutar del aquí y el ahora. Muchas veces nos ponemos objetivos a largo plazo que nos hacen estar pendientes en todo momento de querer lograrlos y nos olvidamos de disfrutar el trayecto para alcanzarlos. Mi experiencia me dice que al poco tiempo de conseguir ese objetivo, de alcanzar el éxito, ya estás pensando en uno nuevo. Si no somos capaces de disfrutar de ese trayecto, de las cosas esenciales que te dan la posibilidad de conseguir ese objetivo, nos estamos perdiendo lo más importante, que es disfrutar del camino.»

Que bueno, por favor.

Que tengas un fantástico día.