Desde que mi hija se fue de Erasmus, me paso mucho tiempo en su habitación.
He aprovechado que estaba libre para ocuparla y así poder tener un espacio donde escribir y estudiar tranquilamente.
No es muy grande, pero es agradable.
Tiene una mesa blanca que procuro dejar siempre vacia para que me apetezca ponerme a trabajar en ella, y unas paredes verdes que debería aprovechar para pintar de blanco, pero que de momento, son verdes.
Hay dos cosas que me gustan especialmente de su habitación. Mejor dicho, tres.
La primera es el sol que entra a media tarde por su ventana.
La segunda, unas estrellitas que tiene encima de su cama. Son unos adhesivos que, cuando apagas la luz, brillan. Representa que son un cielo estrellado.
Y la tercera es otra estrella que tiene colgada en la pared que hay a los pies de su cama.
Es una estrella metálica, más grande que las anteriores. Está pintada con rayitas y cenefas de colores que, por supuesto, entonan con el verde.
En medio de esa estrella hay una frase escrita a mano en inglés.
Traducida viene a decir más o menos esto:
«Dispara a la luna.
Incluso aunque falles, aterrizarás entre las estrellas.»
Me gusta esa estrella porque es bonita y su frase me parece una muy buena filosofía de vida.
¡Que disfrutes del fin de semana!