Puede que en estos momentos te toque atravesar un desierto o sortear uno de esos baches en los que lo ves todo muy, muy negro, sientes que no puedes más, y serías capaz de dar tu reino por un rayito de sol.
Si te encuentras en una situación así, prueba a poner en práctica alguna de las tácticas que aprendí de Laura Baget, psicóloga y enfermera.
A lo mejor te sirven:
- Ante todo, escucha a tu cuerpo y a tu alma. Tienen derecho a reclamar su espacio. Date permiso para descansar y -si ese es el caso- sentirte mal. No pasa nada.
- Ves día a día: El día acaba cuando nos vamos a dormir. Cada día te ofrece una nueva oportunidad.
- Confía en tu capacidad de adaptación: ¿Te has sentido ya alguna vez así? ¿Te acuerdas de cómo conseguiste salir adelante, de qué fue lo que te ayudó?
- Piensa en qué podrías hacer mañana para encontrarte un poquito mejor.
- No te angusties con fantasías ni anticipes el futuro. Lo que tenga que llegar, llegará.
- Márcate nuevos objetivos, aunque sean muy pequeñitos.
- Fíjate una rutina, algo a lo que te puedas anclar.
- Guárdate un espacio cada día para volver a conectar contigo y saber cómo estás.
Añado yo algo de mi cosecha:
- Descansa
- En cuanto puedas, comparte. Te vamos a entender, todos nos sentimos solos y cansados más de una vez.
- Valora las «cosas buenas» que también tienes. A pesar de pasar por un momento complicado, es muy probable que encuentres en tu vida algo positivo. No lo des por supuesto, porque podrías no tenerlo. Mejor agradecerlo y valorarlo en su justa medida.
Y si nada de esto te sirve, piensa, como dice Milena Busquets, que sea lo que sea que te preocupe, solo hay una cosa segura: PASARÁ.
Que tengas el mejor día.