Después de haber tenido una semana muy intensa, el sábado pasado me levanté renovada.
Subí a tender ropa. Tenía más de veintinueve lavadoras acumuladas, no exagero.
Siempre que puedo, me gusta subir a tender la ropa a la terraza. Me encanta cómo el sol y el aire hacen su trabajo más rápido y mejor que cualquier secadora.
Hacía un día precioso. El cielo no era azul, porque es difícil ver el cielo de un azul intenso en Barcelona. Pero hacía sol y daba gusto estar allí.
Mientras tendía, oí cómo piaban los pájaros.
Entonces, miré hacia arriba y vi que eran vencejos. ¡Habían vuelto!
Los vencejos son esos pájaros que parecen golondrinas. Los habrás visto a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde haciendo acrobacias rapidísimas por el cielo mientras llaman nuestra atención con sus chillidos.
En mi familia los vencejos marcan la llegada del buen tiempo.
Mi padre siempre los recibía con mucha alegría porque quería decir que había conseguido sortear el invierno, y que el verano y el pueblo estaban ya a la vuelta de la esquina.
A veces pasamos épocas complicadas. El invierno se puede hacer muuuuuuy largo.
En mi formación dedicamos un día a preparar un kit de supervivencia que nos permita sobrellevar mejor los inviernos.
Si a pesar de la llegada de los vencejos, todavía no sientes en tu piel la esperanza renovada de la primavera, te podría interesar. Es por aquí.
Que tengas un fantástico día.