Tengo el correo de la UNED configurado de manera que cada día me llega a la bandeja de entrada un resumen con los comentarios que se han hecho en el foro de la asignatura que estudio.
El foro es el espacio del campus virtual en el que puedes conversar con otros alumnos o hacer preguntas al profesor. Al ser una enseñanza on line, es muy útil. Permite estar al día y mantener el contacto entre los estudiantes.
La mayoría de los mensajes que aparecen en el foro los primeros días del curso (empezó en octubre, pero aún siguen) son de bienvenida y presentación. Quién más, quien menos explica por qué se ha matriculado y qué espera de la asignatura.
Me encantó la conversación que me llegó ayer.
Pongamos que el estudiante se llamaba José María.
José María se presentaba diciendo que se acababa de matricular y que, debido a su edad «algo avanzada», había tenido que ponerse al día en la enseñanza por vía telemática. Es decir, a distancia.
Cuando el profesor le respondía dándole ánimos y recomendándole que fuese rápido para coger el ritmo del curso, José Luis continuaba con su explicación.
Decía que, por su parte, intentaría ir tan rápido como pudiese, pero que tenía un dato a favor y uno en contra.
Me picaba la curiosidad. Seguí leyendo.
El dato a favor era que tenía casi las 24 horas para estudiar.
El dato en contra, que a su edad (73 años), le resultaba un poco difícil hacerlo todo con el ordenador.
Resulta que José María es licenciado en Medicina por la Universidad de Zaragoza y doctor en Medicina por la Universidad del País Vasco. Hace ocho años que se jubiló y, como ahora tiene tiempo, ha decidido matricularse «para, al menos, intentar conseguir el grado». Vamos, que si puede, va a por el doctorado.
Acababa su mensaje pidiendo que, si lo necesitaba, le pudiésemos echar una mano. Añadía que acostumbraba a ser concienzudo y a hacer las cosas como le recomendaban.
Vaya crack, pensé.
Pero la cosa siguió.
Como respuesta a su comentario, otra estudiante (pongamos que se llamaba María José), decía que compartía con Jose María el tiempo libre que le ofrecía la jubilación y la dificultad para manejarse con las nuevas tecnologías. Y que, aunque su paso era muy lento, le podían las ganas de aprender.
Se despedía dando las gracias y repartiendo ánimos para todos.
¡Olé, tú!
Vaya fuente de inspiración. Así da gusto abrir el correo.
¡Que tengas un fantástico día!