Cuando el lunes llegué al trabajo y abrí el correo, me encontré con el mensaje de despedida de la directora de un museo. Se jubilaba, y nos escribía para anunciárnoslo y agradecernos los esfuerzos compartidos.

La verdad es que, como ya conocía la noticia, lo leí un poco en diagonal.

Pero escondidos entre las frases típicas, descubrí unos versos muy bonitos.

Quise saber de donde venían.

Resultó que formaban parte de un poema de Mario Benedetti muy conocido que yo no recordaba haber leído.

Me gustó tanto, que pensé que lo compartiría contigo.

Se titula «No te rindas»:

«No te rindas, aun estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños,
porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.

Porque existe el vino y el amor, es cierto,
porque no hay heridas que no cure el tiempo,
abrir las puertas, quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron.

Vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos,

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños,
porque cada día es un comienzo,
porque esta es la hora y el mejor momento,
porque no estás sola,
porque yo te quiero.»

Y después de relamerme con eso de «desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida y retomar los cielos», seguí trabajando.

Que tengas el mejor de los días.

P.D. Si te apetece que te lo reciten, esta versión de María Escámez es preciosa.