¿Qué es ser normal?

En realidad, ninguno de nosotros lo somos.

Todos tenemos nuestras rarezas y, a la vez, todos somos especiales en el mejor sentido de la palabra.

Cuando hablo de gente normal me refiero a lo que otro llamaría las personas del montón.

No acostumbran a salir en los medios de comunicación, y su vida pasa desapercibida para aquellos que no las conocen.

Tienen aspiraciones que no siempre salen adelante.

Les encanta hacer viajes y vivir aventuras que no siempre protagonizan.

Cuando pasean, se detienen a admirar casas preciosas en las que saben que nunca van a vivir. Pero no importa, siguen siendo preciosas, y por eso las miran. 

Si eligen ropa sin fijarse en la etiqueta, escogen siempre la pieza más cara; pero al ver el precio, acaban comprándose otra más barata, que también está bien. ¡Dónde va a parar!

Piensan que, si fueran más inteligentes o más hábiles, o a lo mejor si hubiesen tenido más contactos, podrían haber hecho que el mundo fuese algo mejor.

Porque tienen mucho sentido común.

Y porque, además, su ego es pequeño; no necesitan grandes cosas, solo querrían que todo fuese lo mejor posible para todos, especialmente para la gente normal.

Por eso me gustan mucho. Y escribo, especialmente, para ellas.