Tengo un libro de cocina con un título muy sugerente: Recetas de cocina para inútiles.

No te sientas aludido. La verdad es que tiene unas recetas buenísimas y, en honor a su nombre, muy fáciles de preparar.

Sus espaguetis al minuto me han salvado de más de un apuro, pero hoy quería compartir contigo una receta un poquito más elaborada que hice hace un par de años por Navidad como alternativa a la escudella, por variar un poco, y que este año pienso repetir.

Se trata de un cous-cous con muy pocos ingredientes y supersabroso.

Solo necesitas:

– 150/200 g. de carne por persona (imprescindible punta de costilla y cuello de cordero, puedes añadir espalda cortada a trozos, pero es la punta de costilla lo que le da su sabor peculiar. Si no te gusta el cordero, prueba a hacerlo de pollo)
– nabos, calabacines y cebollas
– un bote de garbanzos cocidos
– unas pasas, que tendrás que haber puesto en agua una hora antes, más o menos.
– tomate concentrado en tubo
– sémola fina para cous-cous
– especias para cous-cous (ras el hanout, las venden en bote como cualquier otra especia, al menos en el Mercadona)
– aceite, sal y pimienta

Y dos cazuelas, que utilizarás a la vez.

En una de ellas, pones tres cucharadas de aceite y rehogas tres cebollas grandes cortadas a trozos.
Añades la carne y la vas removiendo hasta que esté doradita.
Cubres todo con agua caliente y añades sal, pimienta, dos cucharaditas de café del tomate concentrado y dos de especias. Lo tapas, y que vaya cociendo.

En la otra cazuela pones a calentar agua con sal, pimienta y una cucharada de especias.
Cuando empiece a hervir, pones los nabos cortados a trozos y la tapas.
Como en el caso de la carne, el agua tiene que cubrir justo las verduras. Si ves que te vas quedando sin agua, añades más, siempre caliente.

Durante la cocción, tienes que ir mezclando los jugos de la carne y los de las verduras con un cucharón: echas un cucharón de jugo de carne en la cazuela de las verduras, y al revés. Vas repitiendo la operación de tanto en tanto, la idea es que la carne se impregne del sabor de las verduras, y que las verduras hagan lo mismo con el saborcillo de la carne.

Cuando pinches los nabos y veas que empiezan a estar tiernos (15 minutos, aprox.), añades los calabacines a trozos, sin pelar.
Sigues intercambiando los jugos entre las cazuelas.

En cuanto la verdura este lista, apagas el fuego y la reservas.

Mientras sigue cociendo la carne, preparas la sémola siguiendo las instrucciones que indique el paquete. Calcula un vaso por persona.

Escurres y lavas los garbanzos y los pones a cocer en otra cazuela más pequeña con un poco de jugo de la carne. Cinco o diez minutos, que ya están hechos.

Y como complemento, picas dos o tres cebollas grandes y las rehogas en una sartén con aceite y un poquito de sal. Cuando hayan tomado un poco de color, añades un poco de caldo de la carne y las pasas (si no las has puesto a remojo, no te preocupes, las echas tal cual). Dejas que cueza a fuego muy suave hasta que la cebolla esté tostada y casi no quede jugo. Al final, le añades un pellizco de azúcar.

La carne debería seguir en el fuego cociéndose, necesitará unas dos horas. Sabrás que está hecha cuando veas que se desprende de los huesos y está empapadita del jugo.

¡Y ya está!

Sirves todos los ingredientes calientes y por separado: la carne con su caldo, las verduras con el suyo, los garbanzos, la sémola y la cebollita con las pasas. ¡Y a disfrutar!

Que tengas un feliz lunes.