Normalmente te escribo sobre cosas que conozco o he aprendido.
Pero hoy te voy a hablar de una lección que aún tengo por aprobar.
A ver si, mientras te la cuento, la voy interiorizando, que buena falta me hace.
En algún sitio leí que la lista de tareas pendientes es como una de esas cuerdas que utilizamos para tender, de las que vas corriendo y nunca se acaban, siempre puedes estirar más.
Después de haber estado la semana pasada en Ámsterdam y haber hecho puente, anoche tenía la sensación de que mi lista de trabajo para los próximos días iba a durar hasta la Navidad.
Si a eso le sumaba el resto de cosas que me gusta hacer, solo podía conseguir un resultado: agobio posvacacional.
Mi tendencia natural me decía que, para superarlo, la solución era trabajar más para así recuperar el tiempo perdido. Trabajar más y descansar menos. Pero sonaba a trampa, al cuento de nunca acabar.
Y en eso andaba, cuando echando un vistazo a los mensajes de una persona que sigo (Óscar Feito), encontré la alternativa que proponen él y el Dr. Rafael López. La comparto contigo porque me parece mucho más inteligente que la que acostumbro a aplicar:
• El primer paso consiste en ser humilde y valiente, y aceptar que siempre quedará algo por hacer. Por mucho que te esfuerces, tu lista de tareas pendientes nunca se va a acabar. Se trata de tragarte tus miedos e intentar avanzar a pesar de ello; de disfrutar del camino asumiendo que ese punto nunca llegará, por la sencilla razón de que no existe.
• El segundo paso es mirar un poquito hacia abajo para valorar todo lo que ya has logrado, antes de seguir mirando hacia arriba y ver todo lo que aún tienes por hacer. Y, después de haber cogido aire, priorizar los próximos pasos para centrarte en lo verdaderamente importante, dejando a un lado lo que solo te hace dar vueltas de aquí para allá.
• El tercer paso consiste en mirar a los que tienes al lado, ser generoso, darles cancha y delegar; y también en pedir consejo y ayuda siempre que lo necesites.
• Y el último, en comprender que el descanso también es una tarea pendiente, que tiene prioridad. Si eres de naturaleza responsable como yo, esto es clave. Junto con el primer paso, a mí es lo que me cuesta más.
Yo añadiría hacer las cosas con cariño, pero evitando caer en la trampa de la búsqueda de la perfección.
Me lo voy a ir repitiendo, a ver si así, poco a poco, me lo voy aprendiendo.
Que tengas un feliz día.