SOBRE MÍ
Es cierto que la vida es complicada, pero a veces la hacemos más difícil de lo que es.
Perdemos la fuerza y la energía en asuntos sin importancia; y poco a poco nos vamos olvidando de vivir, como en la canción.
Tengo 55 años, un marido, tres hijos, y una vida de lo más normal, con pocos lujos y menos tiempo del que necesitaría para sacar adelante todos los líos en los que me meto.
Pero pese a todo, o quizás gracias a ello, siento que tengo una vida plena.
No siempre ha sido así.
Hace algún tiempo noté que me faltaba algo. Aunque había conseguido todos los objetivos que me había marcado, sentía un vacío que no sabía a qué respondía, una especie de desazón.
Había perdido la conexión conmigo misma. Las prisas y el día a día me habían llevado a convertirme en una autómata. Muy eficiente, pero una autómata.
Entonces inicié un camino que me fue llevando al punto en el que me encuentro ahora.
No fuí consciente de todo lo que había avanzado, hasta que la pandemia me permitió hacer un reset que me ayudó a verlo todo en perspectiva.
Por primera vez en mi vida me dí cuenta de que me sentía en plenitud.
Y de que mi sensación no era nada habitual.
Además, tener una vida plena me parecía ahora mucho más sencillo.
Desde luego, mucho más que mantener el ritmo de vida al que estamos acostumbrados.
Por eso decidí que dedicaría una parte de mi tiempo a acompañar a otras personas a recuperar las riendas de su vida. Personas con una vida normal y corriente, como la mía.
Profesionalmente me dedico al mundo de los museos y del patrimonio cultural. Me encanta mi trabajo.
También me he formado como experta en Psicología positiva y estoy estudiando Filosofía. Lo hago poco a poco, por placer.
Ah! Y cuido un pequeño huerto. Pequeño. Verás que en mi vida todo es «pequeño» y «poco a poco». Es difícil que quepa de otra forma.
Me gusta mucho escribir y leer. También caminar por la naturaleza.
Soy muuuuuy patosa. Especialmente con las nuevas tecnologías, aunque también con las antiguas. Por suerte, también soy muy cabezota y cuando se me pone algo entre ceja y ceja, no paro hasta conseguirlo.
Y tú ¿cómo eres?
Aunque no te conozco, te imagino como alguien con inquietudes, a quien de tanto en tanto le fallan las fuerzas -como a todos-; pero que, pese a los malos rollos, conserva la ilusión por vivir y aprovechar su tiempo de la mejor manera posible. ¿Eres así?