Si todo va bien, cuando recibas este mensaje estaré en el aeropuerto despidiendo a mi hija.
Se va de Erasmus cerquita de Bolonia. Todo el año.
Espero que el avión no se desequilibre con la alegría que lleva en el cuerpo y la cantidad de ropa que, contra todo pronóstico, ha conseguido meter en sus maletas.
Sabe que recordará siempre esta etapa de su vida y va preparada para disfrutarla al máximo.
¡Bien hecho!
Nosotros la echaremos mucho de menos. Aunque hablaremos con ella y la veremos, no podremos tocarla. Nos reservaremos las ganas para cuando volvamos a estar juntos, y entonces la achucharemos todo lo que se deje. Dependerá del día y del momento, pero seguro que encontraremos la ocasión de hacerlo.
A mi hija de pequeña le gustaba mucho Mamma Mia. No sé cuántas veces llegamos a ver la película y a escuchar sus canciones. Todas nos encantaban, pero había una que era especial.
En cuanto sonaba, nos mirábamos y nos levantábamos como activadas por un resorte para poderla bailar y cantar a grito pelado.
Todavía lo seguimos haciendo cada vez que la escuchamos.
Ella sabe que es mi dancing queen y se le escapa la risa porque mientras dura la canción no dejo de repetírselo.
Como la canción de la que te hablo es un chute de energía en toda regla y eso siempre viene bien, aquí la tienes por si lo necesitas.
Va por ti, por mi hija, y por todos los jóvenes que como ella, se esfuerzan cada día por seguir adelante.
Que tengas un buen día.
P.D. Al final casi no llovió, pero parece que va refrescando 😉