Los días festivos entre semana son un regalo.
Como están en tierra de nadie, puedes permitirte hacer con ellos lo que quieras.
Y eso fue lo que decidí hacer ayer, tomarme el día libre.
Para mí tomarme el día libre es no pensar qué voy a hacer, sino ir haciendo lo que se me va ocurriendo.
Me pasa tan pocas veces que me pongo hasta nerviosa, y no sé si tirar para adelante o para atrás, si irme hacia la montaña o hacia el mar.
Al final, este fue el resultado:
- Me puse a hacer una quiche de verduras que quedó buenísima, aunque me llevó más tiempo del previsto y se me hizo un poquito tarde para salir.
- Me vestí de urbanita para ir a ver una exposición.
- Cinco minutos después, cambié de opinión. Me desvestí de urbanita y me vestí de senderista.
- Me fui a Collserola con el periódico, un libro por si me apetecía leer y un plano por si me daba por caminar.
- Acabé sentada en una terraza comiéndome un croissant.
- Y entonces sí, me puse a andar. Al principio, fui por una senda muy transitada por la que ya había pasado otras veces, pero como me gusta meterme por caminos que no conozco, cogí el primero que apareció a la derecha, convencida de que me iba a llevar a un punto que me serviría de orientación.
- Por supuesto, no fue así. A cambio, descubrí una zona muy tranquila y frondosa, que me encantó. Resulta que es una de las partes de Collserola que tiene la vegetación más antigua, unas encinas preciosas con profundas raíces.
- Pasé por un par de masías y oí el sonido de unos cencerros. Pensé que serían ovejas que había en las masías o algo así, y cuál no fue mi sorpresa cuando me encontré con tres o cuatro cabras que estaban tan tranquilas al lado del camino, paciendo por la montaña. Junto a ellas, un cabritillo; no puede evitar pensar en la navidad y en su futuro.
- Como se me estaba haciendo tarde, miré el Google maps y contra todo pronóstico fui capaz de encontrar una parada de los ferrocarriles sin perderme y sin necesidad de desandar lo andado.
- Llegué a casa a tiempo para la comida. Maravilloso.
Para rematar el día, después del desastre del partido de la selección, acabé de ver un documental que te quería recomendar.
Se llama Stutz, lo encontrarás en Netflix.
Este es el argumento:
El actor y director Jonah Hill ha filmado a su psiquiatra, Phil Stutz, para compartir las tácticas que le ha ido enseñando. Toda la película es una conversación. A veces, un poco lenta, pero vale la pena.
Stutz es un terapeuta peculiar. Piensa que estar callado escuchando a sus pacientes, procurando no intervenir en sus procesos, es una pérdida de tiempo que solo conlleva más sufrimiento.
En lugar de eso, lo que hace él después de escucharles y ver de qué inquietud padecen, es darles algunos consejos, proponerles algún ejercicio o compartir con ellos algunas reflexiones que les abren los ojos y les ayudan a avanzar.
Como además tiene una habilidad especial para dibujar, resume su propuesta en una imagen sencilla que se te queda pegada en la mente y es muy útil para recordar.
Me ha gustado tanto que volveré a verla para tomar algunas notas e irlas compartiendo contigo (por si no tienes Netflix, o no la quieres o puedes ver).
Visto lo que ha dado de sí, creo que propondré celebrar más a menudo el día de la Constitución.
Que tengas un fantástico día.