No sé tú, pero yo llego a final de curso como quien llega al final de una carrera, con los cordones desatados y la lengua fuera. Si me descuido, soy capaz de tropezarme con la línea de meta. La verdad es que la gracilidad nunca ha sido uno de mis fuertes, pero ahí estamos. El caso es que he llegado.
A partir de mañana, me tomaré unos días de descanso.
Los primeros serán para estar en casa y no hacer nada. Estudiar y limpiar, ese será mi plan. Te aseguro que me parece un plan maravilloso. Me levantaré muy temprano para aprovechar la tranquilidad de primera hora de la mañana. Prestaré un poquito de atención al huerto, que ya habrán salido los primeros tomates, y seguiré recogiendo superpepinos (no sé por qué salen como si fuesen radioactivos). Por las tardes, me subiré a los bunkers para ver el sunset. Y prepararé unas cenas sencillas y buenísimas, aunque luego a la hora de cenar no haya venido nadie ;).
Después nos iremos unos días al pueblo. Para mí, ir al pueblo es lo más. Desayunar en el mirador, salir a andar. Leer y escribir. Escribir y leer, y un ratito de piscina. ¡Y las siestas! ¡Me olvidaba de las siestas! Acercarnos a ver los olivos, la tierra seca, las nubes gordas y bien blancas, y el cielo de un azul tan intenso que parece recién pintado. Los primeros días se harán muy largos, como cuando éramos niños y durante la siesta teníamos que estar callados. Después, como la vida, empezarán a pasar demasiado rápido.
Antes de que nos alcancen, bajaremos al sur a disfrutar de la compañía de unos familiares muy queridos. Nuevamente, el plan consistirá no hacer nada. Solo nos concentraremos en pensar qué vamos a comer, jugar al Uno y contar estrellas fugaces.
Y para acabar, nos iremos de viaje. Me encantaría que nos fuésemos los cinco, pero este verano nos dejaremos aquí un trocito. Ya lo recuperaremos.
Cuándo vuelva tendré muchas ganas de escribirte, de contarte y de saber de ti.
Antes de irme quería darte las gracias por estar ahí. En una relación de dos, cada uno tiene que poner su parte. Y yo solo soy responsable de la mía. O sea que ¡gracias!
Si te toca pasar un verano complicado, procura ir poquito a poco. Cuando la carga sea demasiado grande, piensa que no es necesario que la sostengas toda de golpe. Es suficiente con que intentes sostener lo que vaya trayéndote cada momento. Por suerte, los momentos no pueden venir todos juntos, siempre tienen que ir uno detrás de otro.
Sea como sea, intenta disfrutar de las cositas buenas que te traiga este verano que, como todos, será único.
P.D. Volveré a escribirte el 5 de septiembre. Para entonces, espero haberme atado los cordones.
Si mientras tanto te añoras, puedes mirar aquí o aquí. Buen viaje.