Me gusta mucho cantar. Y aún más, si puedo hacerlo en familia.

Alguien propone una canción. Nos miramos a los ojos. Sonreímos buscando la complicidad del resto, y nos lanzamos a cantarla desesperadamente, mientras vamos pensando ya en cuál será la siguiente.

Hay muchas canciones que se repiten. Diría que casi siguen el mismo orden.

Es normal. No podemos pasar de ABBA a Serrat sin cantar antes algún bolero, desgarrarnos la voz con las rancheras o abrazarnos mientras cantamos Clavelitos.

Llega un momento, cuando casi todos se han ido ya a dormir, en el que quedamos solo los incondicionales, la mayoría chicas.

Es entonces cuando acostumbra a sonar esta canción.

Y allí estamos otra vez, contentas de cantarla de nuevo.

Sintiéndonos perfectas en medio de nuestra imperfección.

Intentando seguir la letra en los móviles. Las jóvenes, más sueltas. El resto, tropezando con las palabras.

Pero todas procurando que nuestra particular actuación sea la mejor hasta el momento.

Hoy…¡la canción va por ti!

Que la disfrutes y que tengas un fantástico día.